MUESTRAS ESQUIVAS.

Me comentan los padres -en las cartas que mes a mes recibimos en la redacción de Educar Bien- que a veces no les resulta fácil conseguir un dibujo de sus hijos y echan mano del primero que encuentran, aunque ese material sea antiguo. Ni qué decir tiene que la interpretación será mucho más ajustada y certera cuanto más reciente sea el dibujo entregado. Bien, para facilitar la labor de recopilación de dibujos, he aquí algunos consejos:

1. Pídele a tu hijo o hija que pinte a la familia realizando alguna actividad. Si ves que se niega o que pone excusas es posible que exista algún conflicto del que no quiere hablar. En ese caso, lo más adecuado es pedirle que pinte una familia de animales realizando alguna actividad. Sin darse cuenta, reflejará sus preocupaciones en ese nuevo dibujo. De este modo se sentirá mucho menos presionado/a a la hora de hacer su dibujo.

2. El niño debe estar relajado. No se le debe obligar a realizar el dibujo, ya que en este caso lo hará con desgana. Es mejor esperar el momento oportuno y dejar la experiencia para otro día.

3. Es importante animarle e ir preguntándole a medida que va haciendo el dibujo para que identifique las figuras que aparecen en él. El padre o la madre debe poner los nombres y explicar quiénes son los personajes que aparecen (padre, madre, hermano, hermana, etc.). Si olvida dibujar a algún miembro de la familia no se le debe obligar a que lo pinte. Es mejor tomar nota de todo lo que el niño cuenta e indicarlo en una carta junto al dibujo.

DUDA LA MENTE, TIEMBLA LA MANO

Bajo el rimbombante título De cómo por una carta íntima manuscrita se puede definir el carácter y modo de ser del autor, nacía el primer tratado grafológico en 1622, escrito por Camilo Baldi. A partir de entonces fueron surgiendo diferentes movimientos y corrientes grafológicos o escuelas, todos igual de válidos, destinados a ahondar en el misterio de la personalidad humana.
Así, por ejemplo, encontramos métodos menos ortodoxos, pero increíblemente exactos en las expertas manos del padre Jerónimo Moretti, como el de la Escuela Intuitiva-Contrastada, que posibilita incluso ¡descubrir la descripción física de un sujeto a través de su escritura!
O sistemas como el de la Ley Emocional, liderada por Rafael Schermann, que defiende que al igual que cuando hablamos tenemos los llamados lapsus línguae, en grafología se produce el llamado lapsus cálami, lo que nos permite conocer las reacciones del escribiente a través de “palabras impacto” que descubren sus emociones más íntimas. No en vano esta corriente sostiene una premisa aceptada por otras escuelas: “Duda la mente, tiembla la mano”.


SABÍAS QUE…
…muchas personas afirman que no hacen nunca la misma escritura? No obstante –salvo excepciones– los rasgos básicos de la letra no cambian, lo que varía es el estado de ánimo de quien escribe, produciéndose una falsa impresión de cara al profano.