EDUCAR BIEN CON CLARA TAHOCES

sábado, noviembre 04, 2006

DUDA LA MENTE, TIEMBLA LA MANO

Bajo el rimbombante título De cómo por una carta íntima manuscrita se puede definir el carácter y modo de ser del autor, nacía el primer tratado grafológico en 1622, escrito por Camilo Baldi. A partir de entonces fueron surgiendo diferentes movimientos y corrientes grafológicos o escuelas, todos igual de válidos, destinados a ahondar en el misterio de la personalidad humana.
Así, por ejemplo, encontramos métodos menos ortodoxos, pero increíblemente exactos en las expertas manos del padre Jerónimo Moretti, como el de la Escuela Intuitiva-Contrastada, que posibilita incluso ¡descubrir la descripción física de un sujeto a través de su escritura!
O sistemas como el de la Ley Emocional, liderada por Rafael Schermann, que defiende que al igual que cuando hablamos tenemos los llamados lapsus línguae, en grafología se produce el llamado lapsus cálami, lo que nos permite conocer las reacciones del escribiente a través de “palabras impacto” que descubren sus emociones más íntimas. No en vano esta corriente sostiene una premisa aceptada por otras escuelas: “Duda la mente, tiembla la mano”.


SABÍAS QUE…
…muchas personas afirman que no hacen nunca la misma escritura? No obstante –salvo excepciones– los rasgos básicos de la letra no cambian, lo que varía es el estado de ánimo de quien escribe, produciéndose una falsa impresión de cara al profano.